Los seres humanos nacimos con la habilidad sensorial de poder disfrutar de los sentidos que nos hacen explorar el mundo que conocemos desde ángulos muy diferentes. Ya sea a través de la visión, el olfato, el oído, el tacto y el gusto. Estos sentidos nos permiten tener una experiencia personal de lo que sucede a nuestro alrededor de una forma muy única y especial. Afortunadamente en el mundo de la cocina podemos emplear todos nuestros sentidos para disfrutar de ella como nunca.
Pero en la cocina hay un sentido que predomina por encima de los demás y ese es el sentido del gusto, el que nos permite reconocer sabores y disfrutar de cada platillo con sus texturas, tiempos de cocción y mezcla de sabores que nos pueden llevar a vivir experiencias inolvidable así como revivir momentos. Con el gusto podemos describir los sabores más comunes como ser Dulce, Salado, Ácido o Amargo, todos estos nos son muy fáciles de descifrar en nuestros alimentos, pero hay un sabor que es casi desconocido para la gran mayoría, el Umami.
A decir verdad, la descripción de este sabor es bastante nuevo, pero eso no le quita lo fascinante pues no encaja en ninguno de los sabores anteriormente descritos. Desde tiempos antiguos ya se había buscado la forma de potenciación del sabor, como cuando en la antigua Roma utilizaban el Garum, un tipo de salsa de pescado fermentado el cual era rico en Umami. La palabra Umami proviene del idioma japonés que significa sabroso. El vocablo de esta palabra proviene de dos vocablos individuales, Umai que significa sabroso y Mi que significa sabor.
Este término se empezó a utilizar gracias a que un japonés de nombre Kikunae Ikeda empezó a usar esa palabra para referirse a los alimentos que tienen un sabor bien intenso pero a la vez muy delicioso. Hay muchos alimentos que contienen Umami pero hay uno que se emplea mucho en la cocina que es Umami completamente puro y comercialmente se le llama Ajinomoto. El ajinomoto o glutamato monosódico, es Umami en su estado puro y es un sabor muy empleado en la cocina asiática y su presentación suele ser en polvo.
Como ya dijimos, el Umami tiene la habilidad de potenciar otros sabores sin llevarlos al extremo, por eso cuando se comenzaron a analizar los efectos que este posee, se empezó a emplear mucho en la cocina. Un ejemplo de ello es: si a un caldo de pollo se le agrega salsa de soja (la cual es muy salada), la sopa no se pondrá salada sino que su sabor se intensificará, por lo tanto tiene más Umami que otro sabor.
Es posible que muchos ni siquiera hayan escuchado almenos una vez ese término de Umami en su vida, pero de forma inconsciente ya hacen uso de este sabor en muchas de sus recetas. Alimentos como el Tomate, el Queso o el jamón son muy ricos en Umami, sabores fuertes y muy presentes que no son dulces, salados, amargos o ácidos, sino todo lo contrario, ya que cada uno tiene su propio sabor individual pero bien potenciado.
Lo que sucede con el Umami es que como no es un sabor con el que estemos educados o no tenemos mucho conocimiento de el, no lo logramos distinguir con facilidad como lo hacemos con los demás, pero si somos capaces de reconocer cuando un sabor se vuelve más intenso y presente, pues nos hace salivar más de lo usual.
¿Algunas vez has distinguido el sabor Umami? Déjanos saber tu opinión en la sección de comentarios. Te invitamos a leer nuestro articulo sobre Los sabores de helado más extraños que existen.
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