Según comentan por allí, para un costarricense un platillo que no lleva salsa Lizano no es comida, esta salsa es consumida en casi cualquier tipo de comida o para una infinidad de preparaciones. En realidad, este ha sido un ingrediente esencial en las cocinas costarricenses durante casi un siglo. La deliciosa salsa Lizano está hecha con una receta secreta de vegetales, especias y un toque medio picante. Su fama se debe a que agrega un sabor único y delicioso a cualquier plato con el que se combine, desde tamales hasta el popular Chimol.
Al ser una salsa tan versátil y asequible, no sorprende para nada que aún sea un elemento básico en todos los hogares y restaurantes del país luego de tanto tiempo. Seguramente la primera pregunta que se viene a la mente es ¿Cómo se creó esta salsa? Aquí un poco de lo que sabemos de la historia de este popular condimento.
La historia comienza aproximadamente en el año 1920, en un antiguo bar o "cantina" (como se les llamaba en aquellos entonces) en el barrio El Carmen de Alajuela. El dueño del bar, a quien le llamaban don Próspero Jiménez, empezó a experimentar con un nuevo tipo de encurtido (una mezcla de vegetales en escabeche) que diferenciaría a su establecimiento de todo el resto. No hace mucho había probado la salsa Lea & Perrins (salsa inglesa) al ver su tanta popularidad y se dio cuenta de que era capaz de crear algo mejor que esa.
Entonces comenzó a mezclar una variedad de vegetales comunes con diferentes especias y un toque de chile medio picoso. El resultado fue una salsa que conquistó a las personas con mucha rapidez y rápido hizo destacar a su negocio de entre todos los demás. A la gente le gustó tanto que traían ollas y recipientes de sus casas a la cantina para llenarlos con esta salsa cuentan los abuelitos tipos. Después, la usaban en sus propias recetas en casa. Había largas filas afuera de la cantina y la salsa se hizo muy popular.
No pasó mucho tiempo antes de que su creador se diera cuenta de que necesitaba encontrar una forma de embotellarla para vender la salsa a mayor escala, buscar como negociar con ella, pues era un maravilloso producto. Al poco tiempo logró una importante sociedad con un hombre llamado don Próspero Lizano (sí, ambos tenían el mismo nombre) ya que era él quien tenía los recursos económicos para hacerlo realidad. La única condición que puso el nuevo socio era que la salsa llevara su apellido, Lizano.
Don Jiménez estuvo de acuerdo, con la condición de recibir una buena parte de las ganancias, ya que el era su creador original. Les pusieron una etiqueta verde muy llamativa a las botellas y las empacaron en cartones, poco tiempo después, el producto se hizo tan famoso que venía gente de todo el país a comprarlo. A medida que aumentaba la popularidad de la Salsa Lizano, la producción se trasladó a una fábrica en el centro de Alajuela para satisfacer la creciente demanda, que se hizo internacional. Dudo que haya un hogar en Costa Rica o todo Centroamérica que desconozca su sabor tan increíble.
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